Entradas

Imagen
  "Los hombres aprenden mientras enseñan". Séneca 6.- Esto es como los trogloditas “Homines dum docent discunt”. Traducción: “Los hombres aprenden mientras enseñan”. Epístolas morales a Lucilio . Séneca   Poco después, hablaba con el pobre alumno que estudiaba con la televisión de fondo. Era un poco distante, seco, frío, quizás sus circunstancias le hacían crear una barrera externa muy defensiva. Por entonces, como ya he dicho, el tanto por ciento de alumnos cuyos padres estaban separados era bajo.   Los profesores nos enfrentábamos a algo nuevo con pies de plomo e intentando averiguar hasta dónde se verían afectados los hijos. Para llegar a alguna conclusión, no hay nada como preguntar, si es que alcanzas a tener cierta confianza con tu alumno en las tutorías personales.   -           ¿Echas de menos a tu padre?   Se había ido de casa cuando tenía tres años y no le había vuelto a ver. Estaba en segundo de BUP, es decir, cuarto de la ESO actual.   Resp
Imagen
  5.- ¿Y qué hacemos…? “No hay escuela igual que un hogar decente y no hay maestro igual a un padre virtuoso.” Mahatma Gandhi   Hablar con los padres resulta de lo más eficaz y he de reconocer que siempre cuesta quedar para una tutoría. Muchas veces debes dedicar horas que no entran en tu jornada de trabajo, por la tarde. Luego te alegras mucho de haberlo hecho. Se aprende más de la vida del alumno en una tutoría que en cien años que se pasen con él. Para mí, como padre, también ha sido una gran ayuda en la educación de mis hijos. He visto unas cuantas maneras de vivir y de hacer en las casas de mis alumnos y algunos no son la misma persona en un lugar que en otro. Hay notables diferencias de comportamiento que nos sorprenden o a mí o a los padres.   Recuerdo que al principio venían el padre y la madre, pues vivían juntos, no había casi separaciones. Esto cambió muy poco después. Las tutorías se complicaron y las vidas de los alumnos también. Algunos dejaban sus libros olvidados
Imagen
  4.- El profesor surco, que deja surco al pasear   Tardé un poco en darme cuenta, me había convertido en un profesor “surco” y no porque dejara huella en mis alumnos, sino porque iba de un lado de la clase al otro y… vuelta a empezar, paralelo a la pizarra, casi nunca miraba a los que me escuchaban. Hacía surco en el suelo mientras movía los brazos con energía y dictaba sin parar.   Es mejor evitarlo y mirar a la cara de los alumnos. Ponerse de frente y echar un vistazo a un lado, al otro, a todos. Es una de las reglas para exponer. También hay que huir de la mirada de tenis, de un extremo a otro o la mirada huidiza. ¡Cómo te aguantan la mirada algunos alumnos! Si dejas ese contacto visual rápidamente, has perdido.   No escondas tampoco las manos cuando hables. Si lo haces, parece que guardas un as en la manga, que les ocultas alguna verdad. Tampoco las metas en los bolsillos. Los actores tienen ese problema, no saben dónde ponerlas. A nosotros nos sucede lo mismo. Nos salvaba la
Imagen
  3.- Primera clase “Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías, breve y eficaz por medio de ejemplos.” Séneca “Como cualquier excepción, la primera clase es importante. Vale por quince o veinte clases, porque de la opinión que se formen hoy de ti dependerán las inevitables valoraciones a la salida —«uy, este; no veas», moviendo la palma de la mano como si se la diese a una mano invisible; o, «con este no vamos a hacer nada»; o, «este es un mierda, un cotilla, un marica, un loco»—, valoraciones que comentarán con los compañeros y que marcarán la manera de encarar la próxima clase”. Crónica de un profesor de secundaria . Toni Salas.   Entrar a clase mandando me lo recomendó mi profesor tutor o como se le quiera llamar. Entras y mandas algo, lo que sea. Se va marcando el territorio. Parece muy duro, pero es un juego al que hay que jugar.   Así, nada más entrar en primera clase, vi dos papeles fuera de la papelera. Yo estaba nervioso y no sé si me tembló la voz y
Imagen
  2.- Ahí va un error, para empezar “Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia” Santiago Ramón y Cajal.   Llevaba pocos años y puede servir de excusa. Daba griego y la verdad es que, cuando pienso en esta época, me viene la imagen de un desierto enorme que se va atravesando sin mucho más que ver que el paso de los días con alguna esperanza de encontrar algo más. Se comienza con mucho ánimo, pero después viene la monotonía que te va metiendo en ese arenal del cual hay que huir. Además, se mezcla con las noches de “bohemia” repletas de lloros de niños recién nacidos. Mi segunda hija solamente dormía cuando íbamos al médico en busca de remedio para ese insomnio por el que ninguno pegábamos ojo. Nada más salir de la consulta, comenzaba de nuevo el llanto. Otra buena excusa para navegar por la neblina de cada jornada. Mi mujer y yo hacíamos guardias de dos horas cada uno. Me tocaba estar
Imagen
  1ª PARTE 1.- Mi primera experiencia de profesor (sin serlo). “Las lecciones del mundo están escritas en un idioma del que no se puede traducir nada; el de la experiencia. El inexperto las sabe de memoria, pero no las entiende” Leopoldo Alas Clarín.   Mi primera experiencia de profesor fue como alumno. Allí estaba yo, recién llegado a un nuevo instituto y caí en manos de A. T. Me daba literatura como profesor en prácticas y ni siquiera estaba licenciado. Era un joven becario muy dinámico, con gran sentido del humor. Además, lo contagiaba. Los alumnos nos organizábamos como siempre. Éramos un conjunto de personas que se agrupaba por aficiones, conocimientos previos, experiencias similares o barrios. De ese círculo cerrado nadie solía asomarse a otro, pues tenía lo que necesitaba en el que estaba. Solía haber “versos sueltos”, alumnos que no caen ni bien ni mal, que luego nadie recuerda, pues su voz no asoma casi nunca. Ni el profesor le pregunta, ni los demás le conocen. Pasan
Imagen
I nicio este blog con la intención de traspasar (como una mínima herencia) reflexiones y pequeñas historias que forman parte de la nuestra propia. No está en mi ánimo pontificar o decir qué es un profesor, solo contar y reflexionar. Explicar cómo se va desarrollando a nuestro alrededor un mundo nuevo cada año, un microcosmos en el que se puede entrar, o bien, quedarse al margen. El que se aventura a mirar dentro puede quedar sin respiración. Aquí va mi primera reflexión, con cita incluida. “Espero que, de vez en cuando, en los próximos años, os traten injustamente, para que así lleguéis a conocer el valor de la justicia. Espero que sufráis la traición, porque eso os enseñará la importancia de la lealtad. Lamento decirlo, pero espero que os sintáis solos de vez en cuando, para que no deis por seguros a vuestros amigos. De nuevo, os deseo mala suerte de vez en cuando, porque así seréis conscientes del papel que desempeña el azar en la vida y que el fracaso de los demás tampoco es complet