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Mostrando entradas de marzo, 2024
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  5.- ¿Y qué hacemos…? “No hay escuela igual que un hogar decente y no hay maestro igual a un padre virtuoso.” Mahatma Gandhi   Hablar con los padres resulta de lo más eficaz y he de reconocer que siempre cuesta quedar para una tutoría. Muchas veces debes dedicar horas que no entran en tu jornada de trabajo, por la tarde. Luego te alegras mucho de haberlo hecho. Se aprende más de la vida del alumno en una tutoría que en cien años que se pasen con él. Para mí, como padre, también ha sido una gran ayuda en la educación de mis hijos. He visto unas cuantas maneras de vivir y de hacer en las casas de mis alumnos y algunos no son la misma persona en un lugar que en otro. Hay notables diferencias de comportamiento que nos sorprenden o a mí o a los padres.   Recuerdo que al principio venían el padre y la madre, pues vivían juntos, no había casi separaciones. Esto cambió muy poco después. Las tutorías se complicaron y las vidas de los alumnos también. Algunos dejaban sus libros olvidados
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  4.- El profesor surco, que deja surco al pasear   Tardé un poco en darme cuenta, me había convertido en un profesor “surco” y no porque dejara huella en mis alumnos, sino porque iba de un lado de la clase al otro y… vuelta a empezar, paralelo a la pizarra, casi nunca miraba a los que me escuchaban. Hacía surco en el suelo mientras movía los brazos con energía y dictaba sin parar.   Es mejor evitarlo y mirar a la cara de los alumnos. Ponerse de frente y echar un vistazo a un lado, al otro, a todos. Es una de las reglas para exponer. También hay que huir de la mirada de tenis, de un extremo a otro o la mirada huidiza. ¡Cómo te aguantan la mirada algunos alumnos! Si dejas ese contacto visual rápidamente, has perdido.   No escondas tampoco las manos cuando hables. Si lo haces, parece que guardas un as en la manga, que les ocultas alguna verdad. Tampoco las metas en los bolsillos. Los actores tienen ese problema, no saben dónde ponerlas. A nosotros nos sucede lo mismo. Nos salvaba la
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  3.- Primera clase “Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías, breve y eficaz por medio de ejemplos.” Séneca “Como cualquier excepción, la primera clase es importante. Vale por quince o veinte clases, porque de la opinión que se formen hoy de ti dependerán las inevitables valoraciones a la salida —«uy, este; no veas», moviendo la palma de la mano como si se la diese a una mano invisible; o, «con este no vamos a hacer nada»; o, «este es un mierda, un cotilla, un marica, un loco»—, valoraciones que comentarán con los compañeros y que marcarán la manera de encarar la próxima clase”. Crónica de un profesor de secundaria . Toni Salas.   Entrar a clase mandando me lo recomendó mi profesor tutor o como se le quiera llamar. Entras y mandas algo, lo que sea. Se va marcando el territorio. Parece muy duro, pero es un juego al que hay que jugar.   Así, nada más entrar en primera clase, vi dos papeles fuera de la papelera. Yo estaba nervioso y no sé si me tembló la voz y