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¿Y qué hacemos…?
“No
hay escuela igual que un hogar decente y no hay maestro igual a un padre
virtuoso.” Mahatma Gandhi
Hablar
con los padres resulta de lo más eficaz y he de reconocer que siempre cuesta
quedar para una tutoría. Muchas veces debes dedicar horas que no entran en tu
jornada de trabajo, por la tarde. Luego te alegras mucho de haberlo hecho. Se
aprende más de la vida del alumno en una tutoría que en cien años que se pasen
con él. Para mí, como padre, también ha sido una gran ayuda en la educación de
mis hijos. He visto unas cuantas maneras de vivir y de hacer en las casas de
mis alumnos y algunos no son la misma persona en un lugar que en otro. Hay
notables diferencias de comportamiento que nos sorprenden o a mí o a los
padres.
Recuerdo
que al principio venían el padre y la madre, pues vivían juntos, no había casi
separaciones. Esto cambió muy poco después. Las tutorías se complicaron y las
vidas de los alumnos también. Algunos dejaban sus libros olvidados en casa del
padre o de la madre, pues cambiaban de casa cada semana. Mantener el orden en
esas situaciones es complicado y más para un chaval en plena efervescencia
adolescente.
La
primera vez que me sucedió vino la madre y me explicó su situación. Estaba sola
con su hijo. Yo ya la sabía porque él mismo me lo comentó. No hablamos de si
esta separación le había afectado. Simplemente nos limitamos a buscar
soluciones para sus malas notas. El chico estudiaba en su casa, muy pequeña,
por cierto, y debía hacerlo en el salón. Allí estaban la madre y la abuela.
Hice una pregunta inocente sobre qué hacían ellas mientras el hijo estaba con
los libros.
-
Pues ver la tele.
Me
quedé callado. Tuve que activar los resortes de mi cabeza en busca de una
respuesta no muy agresiva.
-
Quizás esto no le ayuda a concentrarse,
pues con ese ruido es difícil- dije con suavidad.
Contestó
con rapidez. Se había puesto algo nerviosa ante la posibilidad de cambiar sus
hábitos o sus programas vespertinos.
-
¿Y entonces, qué hacemos nosotras?
No
se me ocurrió nada que pudieran hacer en silencio y sin televisión en ese
momento. Me quedé bloqueado. ¿Quizás leer? Intenté llevar la conversación por
otros lares, pero aquello estaba muerto. Fue tan contundente. O la televisión o
nada más que hacer.
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